Los llamadores de ángeles son un tipo muy especial de colgantes hechos con plata que llevan una pequeña bola que produce un sonido agradable al moverse, parecido al de unas campanitas, suave y musical. Son un símbolo de esperanza, un precioso regalo especialmente aunque no en exclusiva para una mujer embarazada. Sus orígenes se pierden en el tiempo, aunque no está clara su procedencia real porque en muchas culturas ancestrales se cuentan historias similares; desde los celtas a las creencias hinduistas, a las sociedades les seduce la idea de proteger y embellecer a una mujer embarazada.
Se dice que, aparte de su papel puramente decorativo como joya, el sonido del llamador de ángeles estimula al bebé y a su desarrollo durante el embarazo. Al nacer, recuerdan la música que escuchaban dentro el vientre materno. Se lleva a modo de colgante, aunque también puede ser ubicado en el hogar. A pesar de que el llamador es de beneficio exclusivo para la persona que lo lleva, este protegería también al futuro hijo aún estando en el vientre de la madre.
“Milenios atrás, los seres humanos vivían en contacto directo con sus Ángeles de la Guarda. Debido al Pecado Original, ambas especies se vieron obligadas a separarse por completo. Los Ángeles, apenados, les regalaron unos colgantes redondos que, al moverse, emitían un sonido agradable parecido al de una campanilla.”
“Cada uno de estos colgantes o llamadores de ángeles era en sí mismo un amuleto protector: al agitar la esfera, el sonido de la campanilla llamaría al Ángel de la Guarda que acudiría a auxiliar a la persona que lo llevara. Cada colgante iba gravado con los símbolos correspondientes a cada ángel.”
"Cada colgante seria de uso personal e intransferible. La joya podía ser prestada o regalada posteriormente, pero perdería su efecto protector y sería únicamente un complemento de decoración. Sólo había una excepción: un colgante protegería tanto a una mujer embarazada como al bebé que llevara dentro. Al nacer, la madre decidiría si el colgante la seguiría protegiendo a ella o, en adelante, se usaría para la protección del pequeño infante.”
Cada llamador de ángel tiene un gravado propio y se complementa con una bola hecha de resina y latón. A través del trabajo con el latón y la resina, cada bola puede ser de un color distinto, que simbolizan distintos atributos y que permiten personalizar la joya así como modificar el colorido cada vez que nos apetezca en función de nuestro humor o simplemente del conjunto que queremos llevar.
La mayoría de colgantes llevan una bola dorada, perteneciente al chakra del plexo solar así como al chakra de la corona: un color noble, que nos recuerda nuestra singularidad y que debemos apreciarnos a nosotros mismos, estar en paz con nosotros mismos. Es un buen color para un regalo, una forma de decirle a alguien querido que es único en el mundo.
La bola blanca transmite claridad, calma de pensamiento y nos recuerda la hermosura de la vida.Es un buen color para la tranquilidad y la paz interior.
La bola magenta pertenece al chakra del corazón: símbolo del amor. También se puede encontrar en rosa y en púrpura.
El azul es el color de la sabiduría y el conocimiento, de la paz de mente y espíritu.
El turquesa simboliza la libertad: así podemos disfrutar más de lo que nos gusta de nuestra vida. Además, es un color muy fresco y elegante.
Rosa y verde son los colores del corazón y de la naturaleza. Colores de suavidad y dulzura, beneficiosos para el cuerpo, la mente y el alma.
El naranja es el color de la diversión, de la curiosidad y de recuperar las ganas de vivir.
El rojo nos da valor y fuerza. Simboliza la fuerza interior para enfrentarse a nuevos desafíos o tomar decisiones difíciles.
Finalmente, el negro es el color de la nobleza y la fuerza de voluntad. Nos da energía y estabilidad.
Por eso, garantizamos la máxima calidad: nuestros llamadores de ángeles son una maravilla de artesanía en plata, hechos a mano con plata 9.25 y piedras semipreciosas por artesanos independientes de la isla de Bali, Indonesia.
De esta forma, cada compra contribuye al desarrollo de la economía local.
El precio de un llamador de ángeles depende del tamaño, de la cantidad de muescas y detalles de la joya y de la calidad del material. En este sentido, queremos destacar que sólo una joya hecha a mano 100% con plata 9.25 puede considerarse un llamador de ángeles. Respetando este principio y una remuneración justa para cada artesano, hemos procurado que nuestros precios sean los más asequibles del mercado.
Cada llamador de ángeles viene acompañado de un cordón negro, listo para ser llevado. Te lo enviamos en una caja elegante, bien protegido y siempre con un detallito. Asimismo, te recomendamos que complementes la joya con una cadena de plata para que el llamador de ángeles luzca aún más y quede bien a la altura de la barriguita.